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Cómo hacer sesiones de una hora en coaching

Un proceso de coaching puede afrontarse como una montaña que subir, con sus diferentes picos, subidas y bajadas a lo largo del mismo. El coach tiene a su disposición un amplio abanico de recursos para hacer que el Coachee transite este camino en su compañía y esto empieza por tener una buena estructura de las sesiones. No quiere decir que la sesión deba transcurrir así­, pero interiorizar la estructura ayuda a que luego las sesiones vayan saliendo rodadas con el tiempo.

Una sesión de Coaching dura aproximadamente una hora, y al principio esto puede resultar complicado si no se cuenta con los recursos necesarios para afrontar este lapso de tiempo con éxito. Por eso, en este artí­culo te vamos a dar una serie de pautas para que puedas afrontar las sesiones de una hora de forma más llevadera y fluida.

Una de las principales evidencias de una incorrecta gestión del tiempo puede ser terminarla demasiado pronto, sin saber cómo seguir. Para esto, lo que creemos que más puede ser de utilidad es tener una organización previa de la estructura de la sesión por parte del Coach: nosotros creemos en que sentarse 5-10 minutos antes de la sesión y repasar las partes en las que consistirá puede ser de gran ayuda.

Otra acción que puede ayudar a preparar la sesión puede ser repasar los datos de sesiones anteriores o la información dada por el Coachee en la sesión inicial o de encuadre. Esto nos hará saber con qué tipo de sesión nos vamos a encontrar (sesión de apertura de temas, con amplia necesidad de desarrollo y profundizar en un quiebre antes de definir objetivos, o sesión de seguimiento, en la que hablaremos sobre los progresos de un plan de acción ya definido previamente) y poder estar en sintonía con el proceso.

Que el Coach entre en la sesión sabiendo la estructura que le quiere dar puede ser un arma de doble filo, pero es primordial saber que el que está en control del reloj es él: la sesión debe tener un inicio y un fin. Una sesión puede salir fluida sin una organización establecida férreamente, abierta a la magia del momento, pero también puede ser un fracaso si no hay unos cimientos sólidos, consiguiendo que el tiempo se convierte en nuestro peor enemigo.


Introducción, desarrollo y conclusión/cierre


1. Introducción

Esto puede parecer una simple organización, pero descubriremos que en la parte de la introducción se encuentra algo que puede suponer una gran victoria para crear un clima que nos permita disfrutar de una sesión increí­ble: incluir un centramiento para hacer aterrizar al Coachee en la sesión; desde unos ciclos de respiraciones conscientes, ayudado por visualizaciones, hasta preguntándole directamente si necesita algo para estar cómodo en la sesión. Lo esencial es que el Coachee pueda encontrarse consigo mismo y lo que realmente necesita en esa sesión. Este centramiento es una muy buena herramienta que hará que el Coach también esté más conectado con el Coachee.

A esta parte de la sesión le podemos dedicar entre 5 y 15 minutos, en función de la necesidad y del estado en el que venga el Coachee.


2. Desarrollo

Tras un buen centramiento, lo que sucede a continuación es que gracias a ello, el Coachee puede sacar varios temas que puedan ser contemplados como los puntos a desarrollar a lo largo de la sesión. Este centramiento, sin duda, influye en la recolecta de insights poderosos.

En el desarrollo de la sesión se puede profundizar sobre estos temas, y es aquí­ donde tenemos el grueso del tiempo, que puede ir desde 20 minutos a 40. Un buen desarrollo de sesión también consiste en saber entender los silencios: que el Coachee no hable no quiere decir que no esté ocurriendo nada. Aquí­, el Coach puede estar atento a que se descubra una nueva perla, una nueva oportunidad para conocer aspectos del quiebre del Coachee o de su estado/situación actual.

En este desarrollo, por descontado, caben las preguntas poderosas, las reformulaciones, la creación de planes de acción, el establecimiento de evidencias y otro tipo de recursos como ejercicios de PNL, Gestalt u otros enfoques que puedan complementar el proceso de Coaching. Aquí­, cada Coach tiene su propio libro y en la variedad está el gusto, siempre que todo ello contribuya al proceso y a un acompañamiento en el que el protagonista sea el Coachee, no el Coach.


3. Conclusión/cierre

La conclusión o cierre puede durar entre 5 y 10 minutos y puede consistir en una recapitulación de los puntos más destacables del desarrollo y puede también incluir preguntas en las que se invite al Coachee a evaluar cómo se encuentra con todo lo que ha ocurrido en la sesión y qué se llevará tras salir por la puerta para su vida cotidiana.

Para acabar, cabe destacar la importancia del continuo trabajo personal del Coach para, por ejemplo, poder identificar los lí­mites entre el diálogo interno y el juicio, de manera que no interfiera en la relación con el Coachee y saber vigilar poner de su propio mapa en la sesión, lo cual puede llevar a que el Coach acabe trasladándole su preocupación por ocupar el tiempo de la sesión correctamente, por mencionar uno de los posibles fantasmas que pueden aparecer en una sesión.

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