Los quiebres son inherentes en las vidas de las personas: ¿Cuántas veces habremos escuchado eso de «Para ir hacia adelante hay que volver atrás y coger impulso«? Pues bien, en Coaching utilizamos los quiebres como unos de los elementos claves para arrancar el viaje: ¿Qué le ocurre al coachee (problema) y cómo lo vive (quiebre)? Un buen Coach utilizará toda la información que pueda obtener de ese quiebre (declarado o no) del Coachee. Por ejemplo: un cambio de vivienda podría ser un pequeño problema para unos, con solución más o menos rápida o un gran quiebre para otros.
¿Qué ocurre cuando en nuestra vida hay quiebres?Cuando se vive un quiebre, existen varias opciones de transitarlo, entre ellas:
- Podemos dejar que nos lleve por delante e ir hacia abajo (o hacia atrás), cayendo en el victimismo y la pasividad, sin tomar acción. Lo vemos y no hacemos nada para salir de allí.
- También podemos bloquearnos y no ir a ningún lado, simplemente entrar en una fase de anulación personal, desgana y desmotivación.
- Ser nosotros los protagonistas de nuestra historia y decidir que lo que queremos en nuestra vida -y lo que no-: ver en qué consiste el quiebre, tomar nota y llegar a crear un plan de acción para trascenderlo e ir hacia arriba (o hacia adelante)
Cuando nos salimos del camino, lo principal es mirar hacia el objetivo y recalcular la ruta.Está bien darse cuenta del quiebre, enumerar los elementos que lo han producido y qué se está haciendo con ello. Una vez pasado este punto, decidir si vamos a salir de ahí y retomar la ruta, que a lo mejor nos lleva por caminos que no esperábamos y la evolución toma otros colores sorprendentes. Después de la tormenta, viene la calma. Los quiebres aquí serín la tormenta, y la calma llegaría con el fluir, ese equilibrio entre la vida y la persona. Un quiebre transitado de forma consciente y realista hará una evolución más sólida y consistente, huyendo de ideas locas como «Nunca me volverá a pasar«. La vida nos irá trayendo retos y «olas que surfear». Fluir consiste en ir manejándolas una a una, con lo que tengamos en ese momento. Hacer un buen análisis del quiebre y un buen trabajo de trascendencia pueden suponer la deferencia entre surfear la ola o caerte al agua, sin ninguna duda.]]>