Kocs, situada a unos 70 kilómetros de Budapest (entre Viena y Pest), empezó a hacerse muy popular, pues se convirtió en parada obligada de todos los viajes entre estas dos capitales. Debido a esto empezó a ser común el uso de un carruaje caracterizado por ser el único provisto de un sistema de suspensión para dichos viajes; además, destacaba por su comodidad frente a los carruajes tradicionales. Así comenzó a hablarse del kocsi szekér, o sea el «carruaje de Kocs», símbolo de la excelencia. El término kocsi pasó al alemán como kutsche, al italiano como cocchio y al español como coche. En serbocroata, kocsikázik designa la acción de dar un paseo en coche. Por lo tanto, la palabra coach (coche) es de origen húngaro. Designaba un vehículo tirado por animales para transportar personas, tal como declara Luis de Ávila en 1548: «Se puso a dormir en un carro cubierto, al que en Hungría llaman coche.» Es así como la palabra coach, derivada de coche, adoptó el significado de transportar personas de un lugar a otro. El coaching, de algún modo, también transporta a las personas de un lugar a otro; es decir, del lugar donde están al que quieren llegar. La única distinción, dentro de esta analogí, es que el coach no es quien se encarga del viaje, ni es responsable del rumbo y de las decisiones que el «conductor» (coachee) tome a lo largo del proceso. Otro de los usos habituales de la palabra Coach y que puede confundir con el uso correcto del Coaching es para designar a los entrenadores de clubes deportivos, lo cual podría compartir su origen con esta explicación del carruaje de Kocs, ya que transportan a los miembros de los equipos deportivos hacia la consecución de sus objetivos y les acompañan (además de enseñarles técnicas -aquí es donde difiere el Coaching de lo que sería Mentoring o entrenamiento; pero esto ya lo dejamos para otra entrada-) en su trayectoria deportiva.]]>
