A menudo nos repetimos a nosotros mismos algún propósito que hemos asimilado, al igual que hemos asimilado conceptos, patrones de conducta, valores… Todo procede del mundo exterior; también asimilamos objetivos que en realidad no son nuestros y por lo tanto desear eso nos lleva a la desintegración. 

En nuestra infancia utilizamos como mecanismo de aprendizaje el asimilar algo que viene de nuestro entorno, ya que el niño utiliza la identificación y la copia para el aprendizaje y el crecimiento.

Si uno se traga conceptos o objetivos incompatibles, se encontrará interiormente en conflicto y hecho pedazos tratando de reconciliarlos. ésta es hoy en día una de las experiencias que más frecuentemente se dan en los seres humanos.

Cuando el Coachee acude con una demanda, debemos explorar en primer lugar desde donde la hace, ¿desde cuando tiene ese propósito?, ¿para qué quiere conseguir el objetivo?, es imprescindible poder hacer un análisis con él para asegurarnos que no es un objetivo que ha asimilado.