Según la definición de ICF, la comunicación directa es la habilidad para comunicarse de manera efectiva en las sesiones de Coaching y utilizar el lenguaje de modo que tenga el mayor impacto posible sobre el cliente. Fantástico, pero ¿qué es en la práctica la comunicación directa? Si lees nuevamente la definición, quizá no tendrás más claro, quizá no. Puede que te preguntes, por ejemplo: ¿qué es eso de utilizar el lenguaje con impacto? Y que te refuerces con otra pregunta: ¿Acaso ya no lo hago? ¿Por qué no prestar atención a los subpuntos implicados en el tema? Hemos hablado de preguntas poderosas. Claramente, la comunicación directa ha de incluirlas, y así lo hará. Pero no haremos ahora tanto hincapié en el qué preguntar sino en él desde dónde lo harás. Eso añade valor agregado al cliente. Dicho de otra manera: cuando comunicamos algo, en general nos perdemos en un mar de palabras. La comunicación directa presupone que puedas transmitir en cada caso el mensaje más limpio posible. Para esto, existen herramientas. Por ejemplo, la comunicación directa incluye el reencuadre. Es decir, la habilidad de hacer que el cliente entienda desde otra perspectiva lo que quiere o aquello que no ve claro. Esto incluye mensajes, reflexiones y observaciones y el uso del lenguaje visual y del lenguaje sensorial, en formas de metáforas o analogís. Las metáforas son una forma muy efectiva de comunicar algo directamente. El objetivo de la comunicación directa es ayudar al cliente a ver otras perspectivas y posibilidades para su situación, en forma de aseveración Ejemplos:
- El verdadero cambio a menudo empieza abriéndose a pensar de manera diferente sobre nuestras circunstancias
- Quizá no estés bloqueado, quizá haya una forma diferente de ver la situación en la cual no has pensado todaví
- Quizá no deberís juzgar las cosas tan rápidamente.
- Fíjate que hay una diferencia entre ser cauteloso y atento y permitir que el miedo te impida avanzar.